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La situación de la llamada estrategia del este, el desarrollo urbanístico de los PAUs de Los Berrocales, Los Ahijones, Valdecarros y Los Cerros que prevé la construcción de más de 100.000 viviendas, es el mejor ejemplo de que la obra nueva en Madrid está congelada. Estos PAUs se encuentran en barbecho por unas mesas de trabajo que están eternizando unos proyectos urbanísticos que ya llevan presentes desde el PGOU de Madrid de 1997 y que están bendecidos por el Tribunal Supremo desde hace un año, pero que han encontrado en la postura del Ayuntamiento un nuevo escollo.
Los estudios sectoriales sostienen que Madrid va a quedarse sin suelo apto para construir vivienda nueva en menos de un año, y que está situación va a provocar una presión sobre el precio de la materia prima, que es el suelo, sobre todo en aquellas zonas donde aún queda suelo finalista como Valdebebas o El Cañaveral, donde los precios se han duplicado en los últimos tres años.
“La paralización de estos proyectos continúa y los precios de las casas suben, ya que la demanda está creciendo más que la oferta”, aclaran fuentes del sector. “La escasez de vivienda asequible en la capital es un hecho y si esto no se soluciona, los precios de otras zonas seguirán subiendo y mucha gente se tendrá que marchar a otros municipios para encontrar una casa que puedan pagar”, concretan.
Nos encontramos ante una situación que nos devuelve a los años 80 y 90, cuando Madrid vivió un éxodo de población joven hacia zonas limítrofes como Alcobendas, Alcorcón, Móstoles o Fuenlabrada. Aquí fue donde se comenzó a elaborar lo que se llama en el mundo urbanístico como ‘la teoría del donut’: la capital dejó de crecer para favorecer a sus alrededores.
Madrid perdió población en la última década del siglo pasado ante la falta de nueva vivienda provocada por las medidas adoptadas por el Plan General de Ordenación Urbanística (PGOU) de 1985, ideado por Eduardo Mangada, catedrático de Urbanismo y concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de Madrid con Enrique Tierno Galván como alcalde, y posteriormente Consejero de Ordenación del Territorio, Medio Ambiente y Vivienda con Joaquín Leguina como presidente de la Comunidad de Madrid.

El Madrid de los 80

En los años 80, la capital entraba de lleno en la democracia y, en materia urbanística, actualizaba los antiguos planes de vivienda bajo el régimen franquista, dentro de un contexto de crisis económica generalizada que se llevaba arrastrando desde finales de los 70: la Crisis mundial del Petróleo, la situación de depresión en España, con un alto paro o la devaluación de la moneda española.
El PGOU de 1985 mejoró muchas zonas de la capital, como el final de las chabolas en zonas de Orcasitas, Usera o Vallecas, se eliminó el 'Scalextric' de Atocha y se comenzó el proyecto de la Feria de Congresos de Madrid, actual IFEMA.
Pero lo que también provocó el llamado ‘Plan Mangada’ fue una paralización técnica de la concesión de licencias para la construcción de vivienda libre en la capital, incluso antes de la aprobación del plan urbanístico en 1985.  
"El Plan Mangada cometió un error que fue pensar que Madrid no iba a crecer más. Su mentalidad, dentro de un contexto de crisis económica, era pensar que la crisis iba a ser eterna".
 

Compartir: Facebook Twitter Google + Menéame.net 08 de mayo del 2018