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Cinco consejos sencillos para ahorrar en la factura de la luz (y de paso proteger el medio ambiente)

Apostar por bombillas LED, de bajo consumo. Las bombillas LED consumen un 22% menos que las bombillas de bajo consumo clásicas y un 80% menos que las incandescentes. Entre sus grandes ventajas destaca que se adaptan a cualquier tipo de lámpara y su duración media es de más de 10 años, por lo que, aunque su precio es superior a las demás, a la larga sale más rentable para la cuenta bancaria.
 
No tener encendidos ni en ‘stand by’ los aparatos electrónicos si no se utilizan. No hay ningún beneficio, ni para la economía ni para el medio ambiente, en tener un aparato electrónico encendido o en‘stand by’ si no se le está sacando provecho. Es más, dejar cualquier electrodoméstico en “modo ahorro” supone hasta un 12% del consumo anual del aparato. Dejar los televisores, equipos de sonido, pantallas de ordenador, etc., encendidos, puede llegar a suponer un gasto de hasta 100 euros anuales.
 
Revisar periódicamente el mantenimiento de la caldera. Realizar un mantenimiento habitual de la caldera no solo sirve para evitar que ésta se estropee antes de tiempo, sino también para ahorrar energía y dinero. Contratar un seguro de la caldera que se encargue de este mantenimiento es básico. Cierto que supone un desembolso anual, pero a la larga el medio ambiente y el bolsillo lo agradecerán. Si tienes una caldera antigua es conveniente cambiarla por una más nueva con la etiqueta de calificación A. Muchas comunidades autónomas organizan campañas de renovación para garantizar la eficiencia energética y ofrecen ayudas económicas. Busca en la página web de tu CCAA información al respecto.
Utilizar electrodomésticos con la etiqueta energética A+++ y usarlos de forma moderada. La etiqueta energética A+++ indica que el electrodoméstico es un aparato de consumo mínimo o bajo consumo. Los dispositivos con esta catalogación tienen un precio de venta más caro, pero suponen un ahorro a largo plazo: al consumir menos energía, se gasta menos luz, lo que también repercute de forma positiva en la economía del hogar.
No abusar de la temperatura de la calefacción ni del aire acondicionado. Es importante mantener una temperatura equilibrada tanto en invierno como en verano. La diferencia de grados entre la calle y nuestro hogar suele ser significativa, por eso es básico regular la caldera o el equipo de aire acondicionado para no gastar energía de más y mejorar la eficiencia de los aparatos. Según lo establecido en el Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios, lo ideal es que en invierno la calefacción no esté por encima de los 21oC y en verano, el aire acondicionado no esté por debajo de los 26oC.
 

Compartir: Facebook Twitter Google + Menéame.net 09 de marzo del 2018