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Las columnas de humo se podían ver desde el espacio. Ese fuego, seguramente obra de un trueno o un excursionista negligente,  prendió amplias extensiones de turba vegetal, una de las masas vegetales más inflamables que se conocen, algo que hace este tipo de fuegos prácticamente inextinguibles durante semanas.
Al perder las extensiones de hielo subterráneo perenne que se han acumulado durante miles de años en las zonas árticas, el deshielo está comenzando a exponer terreno rico en carbono y materia vegetal comprimida por la congelación del invierno. Solo con el fin del conocido como "permafrost" de las regiones árticas está acelerando la emisión de C02 y metano a la atmósfera, por lo que si se añaden estos incendios estivales a la ecuación los efectos pueden ser catastróficos.
Los incendios como el de este verano en Groenlandia además despositan hollín en capas de hielo y glaciares más al norte, por lo que al teñirse de negro, la descongelación se acelera, lo que contribuiría al aumento del nivel del mar.
Por si fuera poco, Groenlandia (perteneciente a Dinamarca) no tiene expertos o servicios para atacar estos incendios raramente vistos, mientras que la Unión Europea se enfrenta al debate de incluir a Groenlandia y otras partes del ártico europeo en el sistema de alerta temprana de incendios durante el verano.
Este ciclo de mayor aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero por los incendios, sumado al deshielo, podrían acelerar los procesos de calentamiento global que están detrás de los mortíferos incendios en Portugal, España o California (EE.UU.).
Veranos más cálidos, desertificación, sequías más prolongadas y fuertes vientos están convirtiendo zonas del planeta en auténticos infiernos durante el verano, como prueban los casi 8.000 incendios de California. Ahora los incendios ya no ocurren solo en zonas montañosas y boscosas, sino también en lugares llanos, donde los fuertes vientos secos traen el fuego desde el aire, como ocurrió recientemente en Santa Rosa (California).
Mientras tanto, los mercados inmobiliarios en zonas de alto riesgo de incendios en Estados Unidos (como en los alrededores de Phoenix o San Diego) no dejan de despertar interés, pese a que todo indica que se convertirán en pasto de las llamas tarde o temprano.
Del mismo modo, lugares en riego de ser arrasados por el nivel del mar y fenómenos atmosféricos cada vez más extremos se enfrentan al dilema de contener el crecimiento urbano o realizar planificaciones para un mundo con un clima cada vez más extremo.
 

Compartir: Facebook Twitter Google + Menéame.net 27 de noviembre del 2017