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Agua cristalina todo el verano
 
Uno de los principales objetivos es mantener el agua de la piscina tan cristalina como cuando la llenamos. Para conseguir que ese color dure todo el verano la limpieza debe ser constante y exhaustiva. Si el color se pone turbio puede ser por dos motivos: que haya demasiado material flotando en la piscina o en el fondo –ramas, hojas, insectos muertos…- o que haya exceso de cal. Una vez determinada la causa se realizará una limpieza manual –en caso de que necesite- y se aplicará floculante que ayuda a eliminar la basura que el filtro no puede depurar, ya que aglutina toda esa materia que está dispersa por la piscina. Para reforzar esta limpieza es conveniente también utilizar un producto antical.
Pero no todo es el agua. La superficie y los bordillos de la piscina deben estar tan limpios como el interior. En su caso es importante también mantenerlos sin hongos, ya que es habitual que estos aparezcan en estas superficies. Para evitar que campen por la piscina y las infecciones que conllevan, pues todos, tanto mayores como pequeños, andamos descalzos por la piscina, por lo que es conveniente utilizar un producto fungicida. 
Por último, también hay que tener en cuenta la limpieza de los filtros, las paredes y los fondos. Con estos consejos, los baños serán agradables y frescos durante toda la temporada veraniega.
Impermeabilizar, el toque maestro
No obstante, hay un aspecto que puede dar el toque maestro a la temporada piscinera y que muy pocos usuarios tienen en cuenta: la impermeabilización. Para evitar fugas de agua y filtraciones es imprescindible que estas estructuras estén impermeabilizadas, pues de lo contrario se pone en riesgo la propia piscina y las construcciones colindantes. Démonos cuenta de que las piscinas están a la intemperie, de modo que hay más riesgos de que se produzcan fisuras. Por ello, es muy importante utilizar un producto impermeabilizante para fijar las juntas y evitar esas posibles fisuras que dejen escapar el agua. Además, debe ser capaz, en la medida de lo posible, de puentear fisuras, absorber tensiones, garantizar la estanqueidad del vaso -la estructura que contiene el agua- y garantizar también la integridad del mosaico del fondo.
Estos productos deben aplicarse con la piscina vacía –la primavera es la mejor época, justo antes de que se llene de cara al verano- en todo el vaso de la piscina, ya que por aquí se producen el 90% de las fugas en las piscinas por las patologías que sufren, y también en la superficie o playa y en los bordillos. La aplicación es bastante sencilla, basta con un rodillo para llevar a cabo esta pequeña obra, que no requiere más de dos capas de producto para que se fije y un proceso de secado de entre cuatro y ocho horas. Eso sí, entre ambas capas conviene introducir una malla de fibra de vidrio a modo de refuerzo. Como último consejo, después del secado también se puede aplicar una capa de mortero –mezcla de materiales, como la cal y el cemento o la arena y el agua- para fijar la obra.
Pero también es importante elegir con cuidado los materiales de construcción, ya que algunos pueden reducir los riesgos de sufrir fugas o filtraciones de agua. Por ejemplo, las baldosas deben ser de muy baja capacidad de absorción al agua. Las soluciones más eficaces son los sistemas integrales de cerámica extruída. Por otro lado, las baldosas situadas en zonas húmedas, en el remate y en el fondo de la piscina deben tener una resistencia al deslizamiento, de acuerdo al Código Técnico de la Edificación (CTE).
Además, es mejor que el revestimiento del interior del vaso de la piscina sea de un color claro para poder ver el fondo en todo momento por si aparece alguna grieta o fisura y el adhesivo utilizado debe ser compatible con el sistema de impermeabilización, el tipo de soporte y el de recubrimiento. Por último, los materiales sellantes deben ser muy elásticos, impermeables y resistentes a la inmersión y a los cambios de temperatura, mientras que si se utilizan componentes metálicos, deben ser de acero de calidad.
En cuanto al mantenimiento, hay que hacerlo sobre el rejuntado y los sellantes elásticos, para mantener las prestaciones iniciales. Conviene no realizar limpiezas abrasivas y evitar el uso de productos químicos que puedan deteriorar el revestimiento o atacar los materiales metálicos. Igualmente, también es importante hacer operaciones de mantenimiento en la superficie, en los bordillos y la playa para asegurar la resistencia al deslizamiento con el paso del tiempo.
Con esto sería suficiente para evitar que la piscina sufra cualquier tipo de filtración o escape de agua, con lo que ya estaría totalmente preparada para aguantar los tres –o cuatro- meses de verano, nuestros baños, chapuceos y travesuras en el agua. 
 

Compartir: Facebook Twitter Google + Menéame.net 12 de septiembre del 2017